Es un enfoque de marketing de boca a oído que centra su poder en el contagio exponencial a través de facilitar al contagiado la posibilidad de pasar una información lo más sencilla y rápidamente posible. Es el término más utilizado, quizás por la sonoridad del término y por sus connotaciones semánticas. Por ello es habitual su utilización incorrecta: es erróneo considerar un video o un mensaje viral por su producción o por su redacción; la viralidad la confiere el contagio.
Su punto fuerte es la facilidad con la que puede ser contagiado. A mayor facilidad, mayor eficacia y; por lo tanto, mayor contagio.